Desde hace algún tiempo viene dándose un enorme impulso a los denominados "Programas Bilingües", que han pasado de ser la elitista excepción de contadísimos colegios privados o públicos de otros países instalados en España (colegio alemán, instituto francés, etc...) a casi la norma dentro de todos los tipos y niveles de enseñanza, pero sobre todo en la enseñanza pública. No obstante, ¿es cierto este supuesto "bilingüismo" con el que se denominan estos programas?
La respuesta, si queremos ser honestos, es NO. Un NO rotundo pero no avergonzado, porque si bien es cierto que estos programas no constituyen ejemplos reales de bilingüismo (alguno de ellos, se aproxima más que los demás) también es cierto que, en mi opinión, no será posible alcanzar la implantación de un verdadero programa bilingüe en un contexto de familias que no sólo poseen todas ellas la misma lengua materna, sino que en muchas de ellas no se habla con fluidez ninguna lengua extranjera. No es una crítica, es una realidad; y tal vez en vez de lamentarse de lo que no podemos tener sea preferible centrarnos en lo que sí podemos alcanzar: programas de alta calidad con inmersión lingüística, o para que nos entendamos todos: colegios con mucho inglés (o francés, o alemán...) Este razonamiento tiene su apoyo teórico siguiendo a los especialista, los psicólogos que han estudiado este fenómeno señalan que un individuo nunca será bilingüe si emplea una de las lenguas en menos del 20% de las interacciones, y está claro que aunque establezcamos un perfecto programa bilingüe, un alumno no realiza en su relación con profesores y compañeros dentro de las actividades estrictamente lectivas más allá del 40% de sus interacciones diarias, como mucho 1/3 de las semanales durante los períodos lectivos... Lo que supondría que descontados éstos prácticamente deberíamos realizar TODA la escolarización de la lengua extranjera si pretendiésemos que acabasen teniendo un nivel en la misma próximo al bilingüe, pero ello a costa de grandes pérdidas en otros aspectos, no siendo el menor de ellos la minusvaloración y pérdida de valor académico, científico y técnico de la propia.
La respuesta, si queremos ser honestos, es NO. Un NO rotundo pero no avergonzado, porque si bien es cierto que estos programas no constituyen ejemplos reales de bilingüismo (alguno de ellos, se aproxima más que los demás) también es cierto que, en mi opinión, no será posible alcanzar la implantación de un verdadero programa bilingüe en un contexto de familias que no sólo poseen todas ellas la misma lengua materna, sino que en muchas de ellas no se habla con fluidez ninguna lengua extranjera. No es una crítica, es una realidad; y tal vez en vez de lamentarse de lo que no podemos tener sea preferible centrarnos en lo que sí podemos alcanzar: programas de alta calidad con inmersión lingüística, o para que nos entendamos todos: colegios con mucho inglés (o francés, o alemán...) Este razonamiento tiene su apoyo teórico siguiendo a los especialista, los psicólogos que han estudiado este fenómeno señalan que un individuo nunca será bilingüe si emplea una de las lenguas en menos del 20% de las interacciones, y está claro que aunque establezcamos un perfecto programa bilingüe, un alumno no realiza en su relación con profesores y compañeros dentro de las actividades estrictamente lectivas más allá del 40% de sus interacciones diarias, como mucho 1/3 de las semanales durante los períodos lectivos... Lo que supondría que descontados éstos prácticamente deberíamos realizar TODA la escolarización de la lengua extranjera si pretendiésemos que acabasen teniendo un nivel en la misma próximo al bilingüe, pero ello a costa de grandes pérdidas en otros aspectos, no siendo el menor de ellos la minusvaloración y pérdida de valor académico, científico y técnico de la propia.
En principio hay que matizar que denominar "bilingüe" a un programa con lengua extranjera puede ser en sí mismo una contradicción. Si tenemos para todos los alumnos de un centro una lengua materna y otra que no lo es, no podremos hablar de bilingüismo. Como decía un compañero que SÍ ha trabajado en un auténtico centro bilingüe, "no existe bilingüismo si en el patio sólo se oye un idioma".
Esto lo hemos podido practicar en España en las CC.AA. con mas de una lengua oficial de las cuales una se encontraba prácticamente fuera del sistema educativo y cómo (con éxitos y con fracasos) la hemos ido incorporando; pero no lo vamos a poder conseguir con una lengua extranjera. Para hablar de bilingüismo debemos encontrarnos con SITUACIONES REALES en las que los alumnos hablan de forma natural al menos 2 lenguas maternas (en general, cada alumno hablará una y acabará entendiendo y usando la otra si lo necesita, aunque algunos utilicen indistintamente cualquiera de las dos; pero ambas deben coexistir en un plano de mayor o menor igualdad). Como hemos dicho esto se ha dado en las CC.AA con más de una lengua, pero no es la situación que tenemos respecto a los que ahora queremos implementar sobre todo en los de español-inglés y en menor medida español con otros idiomas extranjeros como francés, portugués, o alemán.

Esto lo hemos podido practicar en España en las CC.AA. con mas de una lengua oficial de las cuales una se encontraba prácticamente fuera del sistema educativo y cómo (con éxitos y con fracasos) la hemos ido incorporando; pero no lo vamos a poder conseguir con una lengua extranjera. Para hablar de bilingüismo debemos encontrarnos con SITUACIONES REALES en las que los alumnos hablan de forma natural al menos 2 lenguas maternas (en general, cada alumno hablará una y acabará entendiendo y usando la otra si lo necesita, aunque algunos utilicen indistintamente cualquiera de las dos; pero ambas deben coexistir en un plano de mayor o menor igualdad). Como hemos dicho esto se ha dado en las CC.AA con más de una lengua, pero no es la situación que tenemos respecto a los que ahora queremos implementar sobre todo en los de español-inglés y en menor medida español con otros idiomas extranjeros como francés, portugués, o alemán.
Caso aparte es la situación que se da en los centros y secciones españolas en el extranjero enmarcados dentro de la Acción Educativa Española en el Exterior, centros en los que sin querer establecer ningún modelo ni programa bilingüe, simplemente han aplicado la razón y la normativa educativa del exterior para "adaptarse al sistema educativo del país donde radique el centro" (art. 10.1 del R.D 1027/93 que regula la acción educativa española en el exterior), en los cuales la realidad se impone, y junto a la enseñanza en español encontramos un entorno en el que es preponderante otro idioma y en el propio centro se entremezclan alumnos cuya lengua materna es una y otra.
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