
Partimos de la situación descrita en otra entrada en la que pretenderemos implantar una sección bilingüe en centros en los que no contamos con alumnos cuya lengua materna sea la que queremos desarrollar; y si existen su presencia es mínima y probablemente ellos mismos estén en una situación de bilingüismo imperfecto.
El programa bilingüe tendrá una naturaleza distinta dependiendo de la etapa educativa en la que pretendamos implantarla:
En Infantil, lo óptimo sería que el/la profesor/a tutor/a, encargada de estructurar el proceso de enseñanza/aprendizaje y que debe servir de referencia a los niños, trabajase los objetivos básicos de la etapa en la lengua materna. Por su parte deberá haber otro profesor/a encargado de la implantación del programa y que se debería ocupar de la enseñanza del idioma adaptado a la etapa, y de la impartición de algunas materias no lingüísticas (preferiblemente plástica, educación física, y música) que en ningún caso serán lengua y matemáticas. Recomendamos la programación globalizada por lo que la coordinación entre ambos docentes deberá ser muy intensa. Las horas dedicadas a la enseñanza del idioma deberían estar entre el 20% y el 33% del total, y sería recomendable que se incrementasen a medida que avanzamos en la etapa.
En Primaria los alumnos ya deben tener un conocimiento del idioma extranjero que garantice cierta autonomía en las materias no lingüísticas. Deberíamos empezar con un mínimo de 4 horas/semana de idioma y 1 o 2 de materia no lingüística, y un mínimo en total del 33% del total del tiempo hasta llegar a la equiparación (50%) con las materias impartidas en lengua materna en cuarto curso. A partir de ahí, en el tercer ciclo de primaria deberíamos comenzar si es posible el estudio de una 2ª lengua extranjera, de modo que el programa sea realmente multilingüe o multicultural; y en este último ciclo equiparar en nº de horas de la lengua materna con las del resto de estudio de idiomas, (tanto primera como segunda lengua y materias no lingüísticas).
Al igual que en la etapa de infantil, recomendaría que las materias no lingüísticas que se impartiesen en esta etapa no fuesen las fundamentales, en ningún caso lengua, matemáticas, ni conocimiento del medio.
En Secundaria Obligatoria estimo que previamente a incorporarse a esta etapa, sería prudente hacer una reflexión sobre si cada alumno debe seguir por un programa bilingüe/multilingüe, o cursar un currículo normal que simplemente incluya el estudio de las lenguas extranjeras como tales. En este caso (y no como veremos en el caso del Bachillerato) la decisión debería vincularse al éxito del alumno en el programa y en el rendimiento escolar en general. La propuesta óptima que planteo sería la de impartir las dos lenguas extranjeras con 4 horas semanales cada una, y además complementar al menos una de ellas con otras 4 horas de materias no lingüísticas, haciendo un total de 16 horas que debería suponer el 50% (no más) del total de horas semanales, lo que supondría incrementar en 2 horas semanales el horario ordinario de los alumnos para alcanzar un total de 32 horas semanales. Al menos en la primera etapa de la ESO (1º y 2º) las materias no lingüísticas NO deberían ser las fundamentales, otras menos importantes y optativas (sigo recomendando educación física, arte, música, etc…)
En Bachillerato los alumnos deberán cuestionarse seriamente si quieren, pueden, y deben seguir en el programa/sección bilingüe o deben abandonarlo. La decisión aquí no radica sólo por la dificultad que puedan encontrar en el programa, sino también (y sobre todo) porque el programa exigirá unos esfuerzos y dedicación temporal que puede mermar su rendimiento en el resto de materias y condicionar la elección futura de estudios universitarios. No obstante, abandonar el programa en este momento NO es un fracaso, sino una opción; sobre todo porque los conocimientos culturales y el nivel de idioma adquiridos hasta este momento suponen ya un éxito en sí mismos. En todo caso, para los alumnos que continúen y que ya deben tener un elevado nivel del idioma (no inferior en al B2.1) supondrá, ya sí, la inclusión en el programa de materias relevantes, troncales de las diferentes especialidades. El objetivo es que al finalizar el Bachillerato, los alumnos puedan seguir estudios universitarios sin dificultad en la lengua estudiada. En este nivel, el número de horas del programa (entre idioma y materias no lingüísticas) deberían ser del 50%, llegando por tanto a una equiparación con la lengua materna (excluidas, en su caso, las horas dedicadas a una 2ª lengua extranjera; actividad que entiendo muy recomendable).
En Formación Profesional la implementación o continuación de un programa bilingüe es complicada desde 2 puntos de vista:
- Por una parte, porque puede limitar los alumnos que accedan a un Ciclo Formativo concreto a aquellos que provengan de un programa de este tipo, motivo por el que podría no ser eficiente la implantación de un programa de esta naturaleza.
- Por otra, porque lo que nos encontramos en la realidad es que los alumnos que se decantan por la Formación Profesional suelen ser aquellos que desean una incorporación rápida al mercado de trabajo en un campo profesional concreto, y salvo que se trate de un sector profesional en el que sea fundamental el conocimiento de idiomas, este esfuerzo sería inútil e innecesario.

No obstante, la realidad puede permitir situaciones distintas, pero siempre justificadas por las oportunidades que nos ofrezca el contexto. Sirva de ejemplo el Ciclo Formativo de Gestión Comercial y Márketing ofertado en el Liceo Español “Luis Buñuel” de París, centro español en el extranjero que dado su contexto (muy diferente a lo que hemos señalado desde el principio, es un centro con alumnos con diferentes lenguas maternas) puede permitirse implantar fácilmente y con éxito una programa de estas características.
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