No pretendía escuchar conversaciones ajenas, aunque admito que a veces puede ser una tentación. Siempre pensé que los escritores se inspiraban en los personajes y conversaciones de bar para escribir sus historias. Intentaba concentrarme en aquel periódico local, mientras saboreaba un café a media mañana. A mi lado, alguien hablaba con la camarera, o quizá era más bien un monólogo, ya que la camarera respondía con monosílabos, seguramente por prudencia, porque el tema pudiera ser nuevo para ella. En el periódico siempre lo mismo: crisis, protestas ciudadanas, corrupción... Y aquel discurso pertinaz a mi izquierda.
Me decidí a echar una ojeada. Era una mujer con una cierta elegancia, pero solo en su aspecto. Su voz y ademanes no eran precisamente discretos, eso sí, su atuendo podía considerarse estiloso. Hablaba en un tono innecesariamente alto, un tanto despectivo y no exento de soberbia, como si quisiese exhibir su dialéctica. Me enteré de que era profesora de inglés, seguramente de algún instituto cercano, demasiado cercano quizás. Ya hacía un buen rato que me había dado cuenta de que hablaba sobre los programas bilingües mientras la abnegada camarera intentaba mostrar un mínimo interés. Sostenía que "¿por qué se les llama alumnos bilingües, cuando ni siquiera yo, que supuestamente soy una experta en inglés, soy bilingüe?" No le faltaba razón a la señora: hablar dos lenguas no significa necesariamente ser bilingüe.
También tuvo "elogios" para los temerarios profesores de áreas no lingüísticas (las que se imparten en lengua extranjera pero no son lengua extranjera, como Plástica, Geografía o Educación Física). Fue un tanto humillante escuchar cómo se burlaba de la pronunciación de alguno de sus compañeros, real o imaginario, eso no lo sé. Lo cierto es que he tenido el placer de conocer profesores que hablaban una lengua extranjera en sus clases y lo hacían muy dignamente, probablemente sin alcanzar el nivel de un profesor de lengua extranjera y con algunos errores, ni más ni menos que porque no son expertos, pero sí con buen nivel.
No era la primera vez que escuchaba opiniones poco argumentadas al respecto, así que no volví a acordarme de la anécdota hasta varias semanas después, cuando me encontré con que cierto día, la mayoría de mis alumnos de 1º de ESO se habían ido de excursión y solo uno asistía a clase. Era un alumno más bien aventajado, así que no me pareció necesario repasar por enésima vez algo que seguramente ya sabía. Opté por hablar con él y , de ese modo , conocerle un poco más. En inglés le fuí preguntando qué le parecía el instituto, si lo encontraba muy distinto al colegio, a qué problemas había tenido que enfrentarse, qué diferencias había entre la asignatura que yo imparto y la equivalente del colegio, y todo lo que iba surgiendo, como en cualquier conversación. Con toda naturalidad me contestaba, mucho más allá de lo que se espera de un niño de trece años, incluyendo análisis y argumentos que reforzaban lo que decía. De este modo me fue comentando los problemas que tenía con las mátemáticas y por qué, lo que le interesaba, lo que le parecía difícil, todo ello estableciendo analogías y diferencias con los estudios de primaria. Todo en inglés, cómodamente, con fluidez, sin pausas, sin titubeos, con el lenguaje propio de su edad. Su capacidad de comunicación en ese contexto yo la calificaría del 100%.
Fué en ese momento cuando recordé a la crítica profesora que hablaba en el bar y pensé "¿Bilingüe? Noo. Pero habla inglés" Y mientras lo pensaba una sonrisa burlona se asomaba a mi cara...
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